Autora: Macarena Aguayo
3 de agosto de 2022
Reflexiones sobre la canción "Behind the Wall"
Una de las canciones más duras que me ha tocado cantar en el Coro Cenit es, sin duda, “Behind the Wall”. Recuerdo la primera vez que este canto se presentó a un público: fue en la Iglesia Encuentro con Cristo (Santiago, Chile) el año 2019. Esa vez, se interpretó un arreglo para solista, protagonizado por una de nuestras compañeras, Catalina Naveas. También me acuerdo de la impresión que me dejó su desgarradora voz denunciante de una situación que, aunque hipotética en ese contexto, responde a una experiencia que, para muchos y muchas, resulta muy cercana.
“Last night I heard the screaming
Loud voices behind the wall
Another sleepless night for me
It won’t do no good to call
The police always come late
If they come at all”
“Anoche escuché los gritos
Voces fuertes detrás de la pared.
Otra noche sin dormir para mí
No servirá de nada llamar
La policía siempre llega tarde
Si es que llega”
“Behind the Wall” fue compuesta por la cantante estadounidense Tracy Chapman en 1988. A través de un canto desnudo y solitario, Chapman ilustra la violencia hacia las mujeres desde la perspectiva de una vecina, quien escucha todo del otro lado de una muralla. La voz, entonces, no sólo expresa la impotencia de las víctimas de abuso doméstico –al no poder hacer nada contra su agresor–, sino también la incapacidad de la sociedad para denunciar estas situaciones y apoyar a quien lo necesite, además de la ineficiencia de la policía y el estado por dar una solución digna.
A este terrible relato, la cantautora añade, sutilmente, un elemento que nos expone un problema mayor: la delgada muralla, que divide a las cientos de familias hacinadas y marginadas en esta sociedad que prioriza a ciertos grupos privilegiados. Así, aunque Chapman protesta contra una problemática transversal en la sociedad, le otorga voz y presencia a una minoría: la mujer pobre, la mujer negra, la mujer migrante y, por qué no, las disidencias.
“And when they arrive
They say they can’t interfere
With domestic affairs
Between a man and his wife
And as they walk out the door
The tears well up in her eyes”
““Y cuando ellos llegan
Ellos dicen que no pueden interferir
en asuntos domésticos
entre un hombre y su mujer
Y cuando ellos salen por la puerta
Las lágrimas brotan de los ojos de ella”
Lamentablemente, poco ha cambiado esta situación desde la creación de esta canción hasta nuestros días. En una nota del diario El Mostrador, se indicó que, durante el año 2021, hubo casi 145 mil casos de violencia intrafamiliar denunciados en Chile. De esos, 109 mil fueron hacia mujeres. Además, y según el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género de Chile (SernaMEG), ese mismo año se reconocieron 44 femicidios consumados. Para este año, se registran 25 femicidios consumados y 85 femicidios frustrados.
En marzo del 2021, armamos un arreglo coral de “Behind the Wall”, guiado por la Cata (Naveas). Su idea fue generar una pieza similar a las creadas por el conjunto Sweet Honey in the Rock en cuanto a la disposición de las voces femeninas, las tesituras graves y centrales y una textura musical cercana a la heterofonía. A partir de estas indicaciones, Marco Marchant, nuestro director, armó un arreglo. La obra mantuvo la melodía de Chapman (originalmente a cappella) al unísono al inicio y al final –aspecto que le otorga colectividad a la voz denunciante–, mientras que la sección intermedia se abre a una heterofonía con acordes y ritmos originales del arreglo que acompañan y apoyan a la solista.
La grabación –como todas las que habíamos hecho durante la pandemia– fue extrañísima, pero especialmente triste. Recuerdo que me vestí de negro, con un pañuelo morado al cuello, y me senté frente a la cámara de mi computador para grabar, como ya acostumbraba. Pero fue un canto solitario y tímido que tuve que repetir varias veces para poder sentirme más presente y cómoda. Sin duda, lo que más añoré en ese momento fue cantar con mis compañeras algún día y compartir el dolor que reflejan estos versos y que, de alguna manera inexplicable, sentí mío. Y, pese a que aún no he tenido esa oportunidad, no pierdo la esperanza de vivir esa experiencia sorora con mis compañeras, a quienes aprecio y admiro un montón.
Por suerte, el resultado de esta actividad coral fue increíble. Aunque es evidente que el canto colectivo fue realizado de manera artificial, logré escuchar una versión muy similar a lo que imaginé. Mi canto ya no era tímido, más bien cobraba fuerza junto con las otras voces que reclamaban lo mismo que yo. Y me di cuenta, al ver nuestras caras, que todas, de alguna manera, sentíamos algo similar. A esto, se sumó el impacto de las ilustraciones de Marco, que retrataron de manera explícita la protesta de Tracy Chapman. Claramente, las emociones explotaron en mí, y lloré. Y comencé a compartir el video: con mi madre, mis hermanas, mis tías. Y lloramos.
Last night I heard the screaming
Then a silence that chilled my soul
I prayed that I was dreaming
When I saw the ambulance in the road
And the policeman said
“I’m here to keep the peace
Will the crowd disperse
I think we all could use some sleep”
“Anoche escuché los gritos
Luego un silencio heló mi alma
Recé para que todo fuera un sueño
Cuando yo vi una ambulancia en la calle
Y el policía dijo:
“Estoy aquí para mantener la calma
¿Se dispersará la multitud?
Creo que a todos nos haría bien dormir”
No puedo describir la impotencia que me surge cada vez que canto o escucho esta canción. Es inevitable posicionarme en la perspectiva que Chapman nos impone: escucho, desde el otro lado de la pared, un grito estremecedor que antecede al silencio más abrumador que he sentido jamás. No quiero creerlo, pero está claro. La ambulancia rompe mi estupor con su ruido ensordecedor. No fui capaz de ayudar. La policía no fue capaz. La sociedad no fue capaz.