Apropiación cultural

Fotografía: Débora Caro

 

Autor: Marco Marchant

28 de abril de 2022

 

Reflexiones en torno a la apropiación cultural en la música coral

Hace ya algunas décadas, gracias a la democratización de la información que ha supuesto la existencia de internet, se tiene acceso a muchísimos discursos y manifestaciones culturales de diversas latitudes. La globalización, por un lado, nos ha acercado como humanidad a conocer nuevas formas de ver el mundo a través del arte, ciencia, arquitectura y costumbres, pero por otro, ha generado que estas mismas manifestaciones culturales sean comercializadas y consumidas, muchas veces, descontextualizadas y desarraigadas de sus autores y autoras.

En la práctica coral de nuestra agrupación hemos tenido que reflexionar más de alguna vez en torno a la ‘apropiación cultural’, término que últimamente ha adquirido mucha visibilización, debido a que nos hemos dedicado a cultivar músicas que no nos pertenecen culturalmente o que, además, sus autorías son de grupos históricamente oprimidos. En este artículo conocerás algunas de las ideas y decisiones a las que hemos llegado para evitar la temida apropiación cultural.

Primeramente, es necesario mencionar que no existe una visión unívoca en torno a este concepto a nivel teórico. Hay algunos autores, como Subercaseux (1989), que presentan una visión que no involucra necesariamente la subordinación o dominación en su definición, sino que la entiende un proceso creativo que convierte en propios elementos ajenos, mientras que hay otras visiones que consideran que la apropiación cultural ocurre cuando una cultura dominante usufructúa de manifestaciones de una cultura oprimida. Así, este acto se constituye como otra forma de opresión, a lo menos, simbólica.

Existe, por otro parte, una visión purista en torno al fenómeno cultural que muchas veces genera un escenario bastante restringido para quienes trabajamos en el ámbito del rescate, difusión y aprendizaje de repertorios musicales diversos. Hay que considerar que “… la apropiación cultural se ha ido acentuando debido a que los procesos globalizadores acentúan la interculturalidad moderna al crear mercados mundiales de bienes materiales y dineros, mensajes y migrantes” (García Canclini 2008).

Así, consideramos que, gracias a nuestra posición de latinoamericanos y latinoamericanas, estamos en un espacio intermedio en el que nuestra cultura está altamente permeada por el diálogo de muchos pueblos que han estado en constante conflicto y relación en este territorio. Además, le sumamos a esto que pertenecemos a una generación, en su mayoría, que ha crecido junto a Internet, que ha consumido dibujos animados provenientes de Asia, música con elementos provenientes del mundo africano, discursos y literatura europea o cine y series de televisión de Norteamérica. Sea como sea, nuestra posición como cantantes y creadores es totalmente híbrida, al igual que lo que podríamos llamar ‘nuestra cultura’.

Ahora bien, a pesar de entender que no nos paramos desde una posición de privilegio o dominancia con respecto a los grupos culturales autores de mucha de la música que interpretamos, reconocemos la importancia de considerar el fenómeno de la apropiación cultural en nuestra práctica. Para esto, lo primero que hicimos fue delimitar cuáles serían los elementos que podrían dar cuenta de una apropiación cultural musical.

La apropiación cultural, para nuestra agrupación, supondrá la utilización de una manifestación o producto cultural de forma irresponsable e irrespetuosa, a través de la cual una cultura tiene un rédito económico, autorial o simbólico que le es negado a la cultura a la que esa manifestación le pertenece y, además, genera un desconocimiento, exotización, romantización o malinterpretación de la práctica cultural apropiada. De esta forma, no todas las veces que interpretemos repertorio de ‘músicas del mundo’ caeremos en esta práctica, puesto que se deben cumplir las condiciones antes mencionadas:

  1. Falta de conocimiento del significado cultural de la práctica
  2. Intención o ánimo de faltar al respeto o burlarse
  3. Ganancia económica o simbólica que se le niega a la cultura autora
  4. Tergiversación de la práctica (desinformación o banalización)
  5. Invisibilización de la cultura que sufre la apropiación

De esta forma, si no caemos en ninguno de estos casos, estaríamos apreciando y difundiendo, en lugar de apropiándonos culturalmente de una manifestación cultural. Por lo tanto, es de suma importancia la investigación e información por parte de toda la agrupación en torno al repertorio, su contexto cultural y significancia, principalmente porque “cuando no existe un conocimiento legítimo del otro, se abre una crisis social asociada a la negación o no reconocimiento de nuestras otredades” (Ramírez, 2021).

En términos concretos, hemos tomado algunas decisiones para no sólo no cometer la apropiación cultural, sino para ser difusores de las culturas que alimentan nuestro repertorio. Entre estos lineamientos encontramos:
 
  1. Generar notas al programa, discursos o dispositivos que eduquen a la audiencia sobre la música y el grupo cultural que le dio vida a esta.
  2. Realizar hincapié en torno al valor político y cultural que tienen los repertorios escogidos y presentados.
  3. Evitar el disfraz en el vestuario, maquillaje, peinado o indumentaria del coro. Podemos utilizar elementos que puedan ser de la cultura o que aludan al imaginario de esta, siempre y cuando no tengan un valor sagrado o que se relacionen con el contexto de dominación al que el grupo fue sometido. Siempre este elemento, además, será utilizado de forma sutil y con un fin artístico que lo justifique.
  4. Rehuir de interpretaciones exageradas o sobreactuadas en torno a las performatividades propias de la cultura involucrada.
  5. Escoger, en lo posible, arreglos de personas que pertenezcan a la cultura de la música interpretada. Si es posible, comprar la partitura e indicar la autoría en los programas de mano y registros audiovisuales.
  6. Utilizar instrumentos musicales, en el caso de que sea necesario, que sean adecuados al repertorio y culturalmente posibles.
  7. Adoptar una emisión vocal informada y natural que no academice el canto, a menos que esta decisión esté motivada por la misma composición de la obra.

 

Finalmente, lo importante en este tema es ser vehículos para que los grupos responsables de la música que interpretamos y admiramos puedan tener también voz. Para ello es necesario estar conscientes de la posición que tienen el coro y cada integrante con respecto a las culturas que componen nuestras prácticas y cómo estás nos llegan y movilizan. De esta forma, la interpretación se vuelve honesta y humanizadora.

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